Significó la posibilidad de regresar al mundo de la música tras un paréntesis de más de diez años. Escogí grabar canciones de Brassens porque en esos momentos no disponía de suficiente material propio. El pianista catalán Antoni Olaf se encargó de los arreglos. Logramos la colaboración especial de Quico Pi de la Serra y de Joaquín Sabina.
Joaquín Carbonell demostró desde muy jovencito su pasión por la música, desde el momento en que su abuelo José Martí le regaló para Navidad una armónica cromática, que aprendió a tocar en un par de días. De la armónica pasó a la batería en la orquesta de Alloza Bahía y de la batería al micrófono como vocalista.
En el colegio M San Pablo de Teruel vio la oportunidad de consagrarse ante todas las chicas. Al llegar en 1967 se encontró con el Festival del Instituto y se inscribió. Olvidó que debía acompañarse a la guitarra y en una semana aprendió los acordes de "Cryn in the chappel", de Elvis en versión española de Francisco Heredero. Ganó el primer premio.
Junto a Cesáreo Fernández y en el Instituto formó un dúo que musicaba poemas de Federico G. Lorca o Nicolás Guillén. Actuaron en todos los escenarios posibles y junto a su profesor José Antonio Labordeta.
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