Maria Esther Ciudad nació en Ejea de los Caballeros, y dió sus primeros pasos en el órgano bajo la dirección de José Luis González Uriel,
con quien continúa sus estudios en el Conservatorio Superior de Zaragoza,
donde obtiene los títulos de profesora de Piano, profesora superior de Solfeo y Teoría de la Música, Pedagogía, Órgano y Clave.
Desde 1997 hasta 2001 estudia en Barcelona con Montserrat Torrent.
En 1998 y 2001 asiste a los cursos de interpretación organizados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, donde obtiene el diploma
de especialización en música antigua para tecla.
Ha estudiado con maestros como Emilio Molina, Jan Willen Jansen,
Andrea Marcon, Christine Whiffen, Jesús Martín Moro, Carsten Lorenz
y Michel Bouvard.
De 2002 a 2005 continúa sus estudios de especialización
en Órgano y Clavicordio con Heinrich Walther en Friburgo (Alemania).
Esther ha sido organista en la iglesia de San Gil Abad y organista suplente
de la catedral de La Seo de Zaragoza. Como intérprete ha participado
en ciclos como el Festival Internacional del Camino de Santiago,
Ciclo de Música Sacra de Palencia, Ciclo Internacional de Órgano
de Santa Isabel de Portugal, Ciclo de Clavicordio “Aguilera de Heredia”, Jornadas Internacionales de Órgano de Zaragoza
o Ciclos de Órgano de Teruel.
En el campo de la pedagogía ha participado en diversos cursos y ponencias.
Actualmente es profesora de Órgano y Música de Cámara del Conservatorio de Zaragoza. Lleva por título “Maestros Organistas de Zaragoza"
y reúne piezas de tres organistas de la Seo de Zaragoza
de los siglos XVI y XVII, Sebastián Aguilera de Heredia, Jusepe Ximénez
y Andrés de Sola, y del organista de la iglesia de Daroca, Pablo Bruna.
En la presentación Esther dijo que eligió el órgano zufariense porque “su construcción
y sus características técnicas correspondían con las partituras que iba a grabar,
además de ser de la misma época”, y respecto a la selección de las obras,
“elegimos aquéllas que más podían atraer al público, las que mejor se adaptaban al órgano
que habíamos elegido y las que más diversidad de colores y recursos podían sacar
del órgano de entre todas las piezas del repertorio para órgano
de los compositores de la provincia de Zaragoza”.
También comentó sobre el acercamiento de la música organística al público: “Es un poco complicado, porque lo primero que hay que hacer es llevar a la gente a la iglesia
y eso ya es un paso difícil.
Y en segundo lugar hay que hacerles comprender qué es lo que escuchan y hacer pedagogía del instrumento para que sepan y aprendan qué es lo que van a escuchar…
hacerlo lo más atractivo posible para que la música que hago yo llegue a la gente joven”.
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