Una vocación por la música y una voluntad tan férrea como la de Ino Blasco, no es extraño que haya culminado en la grabación de un disco.
Desde que de niña formara parte del coro de la iglesia, fue puliendo su formación vocal con profesores como Jesús Quílez,
Rocío Rubio y Álvaro Sebastián, al tiempo que, superando sin complejos su deficiencia física, aprendía danza con Gabi Glagovsky,
Claudio Wodman o Ángel del Campo. Tras muy diferentes actuaciones en centros privados y públicos,
su trayectoria culmina con la grabación de este CD, editado por el ayuntamiento zaragozano.
Los géneros en que Ino Blasco ha querido verter su sensibilidad musical se incluyen entre los de “ida y vuelta”: la habanera,
el vals criollo y el tango, este último con un mayor protagonismo, pues de los once registros que el disco contiene,
seis corresponden a la música ciudadana del Río de la Plata, con la que Ino, como también les sucedió a tantos otros que no tuvieron vinculaciones
con el ambiente porteño, se identifica desde hace tiempo.
Esta atracción magmática del tango para seres de todas las latitudes es una de sus mayores potestades y uno de los secretos de su pervivencia.
Pero Ino Blasco ha preferido no recurrir a los tangos reconocibles por todo el mundo sino que se ha arriesgado con nuevas composiciones
que nos comunican letras que poco tienen que ver con los tangos clásicos, aunque siempre haya que recordar que, a lo largo de la historia del tango,
en sus letras ha cabido todo y que nunca ha estado circunscrito al tópico al que tantos insapientes han querido reducirlo.
El nombre de Inocencia, de tan gratos registros en la memoria musical aragonesa, –Inocencia Sebastián fue una de las joteras memorables,
Inocencio Navarro grabó excelentes jotas e Inocencio Lagranja, de Remolinos, es uno de los mejores cantadores de las últimas décadas-
se une a un apellido también tan aragonés como Blasco y a una voz oscura en la que se percibe la educación musical que atraviesa con desparpajo,
pero con contenida vocalización, la frontera entre los distintos géneros y que denota su facilidad de aprendizaje.
Para la grabación de este CD, Ino Blasco ha conseguido rodearse de nombres tan prestigiosos como el arreglista argentino Ernesto Árenson,
Joaquín Palomares, director del conservatorio de Murcia, que, además de primer violín, ha dirigido la orquesta, y del factótum Álvaro Sebastián,
al que algún día Zaragoza habrá de reconocer su entrega a la música popular y su protagonismo en la música ciudadana,
desde que a los ocho años entrara como infantico en el Pilar, hasta el día de hoy, pasando por sus orquestas.
Desde aquella con que inaugurara la Sala de Fiestas Elíseos hasta su labor como director musical de Cancela, sus felices acompañamientos a tantos artistas o a las películas mudas programadas por la Filmoteca y, sobre todo, sus casi quinientas composiciones de todos los géneros grabadas por autores de cualquiera de los niveles, ya que Álvaro Sebastián, ha trabajado con los mejores pero nunca ha negado su colaboración a los modestos.
Por no hablar de los tres fecundos lustros en los que actuó con éxito en Oriente Medio, Chipre y Japón. Álvaro Sebastián,
es nacido en el turolense pueblo de Bello, a las orillas de la laguna de Gallocanta, que en su nombre parecía llevar inscrita la vocación del maestro.
por Javier Barreiro.-
Información obtenida desde: http://aratangoino.es/ino-blasco/
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