Al terminar sus estudios de Ingeniería Industrial vivió en Alemania y en la República Democrática del Congo, y viajó por muchos países, conociendo otras formas de pensar y de ver el mundo.
La música es su afición, toca la guitarra, percusión, la dulzaina y la gaita de boto, instrumento para el que en 2013 editó junto a Jesús López Báguena el libro de partituras “Nuevas Tonadas III”.
Cuando era joven pasó muchos veranos en campamentos cristianos en el valle de Chistau (Huesca), donde escuchó por primera vez hablar en chistabín. Desde entonces tiene una relación especial con el vallo y por eso en 2013 empezó a hacer canciones y poemas en aragonés chistabín.
En 2016 escribió “Quarenta traqueteyos d’esperanza”, editado por Edicions Transiberiano, una colección de cuarenta canciones y poemas hechos en chistabín que hablan del valle de Chistau, los chistabinos y las costumbres de antes, de la nieve y el viento, de la casa y la familia que hace cuentos alrededor del fogaril.
En 2020 editó con otros autores “Nuevas Tonadas VI”, un libro de partituras para gaita de boto editado por la Banda de gaitas de boto aragonesas.
En 2021 publicó con Edicions Transiberiano “Cinquanta sospiros d’amor y vida”, una colección de cincuenta canciones de amor, con letras del autor y de otros escritores como Quino Villa o Nieus Lucía Dueso, que cantan y suspiran al amor, a la persona querida, a la tierra y a esas cosas que llena de color la vida.
En 2022 publicó con Diciones Transiberiano “Setanta y cinco envistas ta l’esprito”, setenta y cinco canciones con inspiración cristiana para creyentes y no creyentes, hechas en aragonés chistabín. Desde entonces recorre los pueblos del pirineo aragonés acompañando a pequeñas comunidades “olvidadas”, especialmente aquellos lugares donde todavía se habla alguna variedad de aragonés o catalán de Aragón.