Tradicional concierto de Navidad del Coro de Infantes del Pilar que, como en años anteriores, se celebro en el vestíbulo de la Oficina Principal de Ibercaja, Plaza Basilio Paraíso, 2.
Una cita navideña imprescindible que se lleva celebrando desde hace más de 30 años.
La escolanía, compuesta por 18 niños entre 6 y 12 años, está dirigida por José María Berdejo,
director de música de las catedrales de Zaragoza y compositor, y ofrecio un programa compuesto por villancicos
y temas propios del repertorio clásico de la Navidad.
Los Infanticos nos interpretan obras clásicas, con participación del público asistente y la presentación de una nueva obra en el repertorio, un villancico aragonés compuesto por el Padre Domingo Agudo, llamado el Cura de Paniza, habiendo un momento muy entrañable, la presentación por su director José María Berdejo, de toda la gran familia que forma esta Escolanía de los Infantes de Nuestra Señora del Pilar.
Los infanticos es la escolanía que canta en la Basílica de Nuestra Señora del Pilar en Zaragoza.
El grupo musical está formado por un máximo de veinticuatro voces blancas que atienden
las necesidades musicales de la basílica. Los niños tienen edades comprendidas entre los ocho y los doce años.
Los infanticos residen en régimen de internado en un Colegio de Infantes que se encuentra junto al Pilar
y es regentado por las hermanas de la Caridad de Santa Ana.
Estudian solfeo y en algunos casos, piano o violín.
El coste del colegio es asumido casi en su totalidad por el cabildo metropolitano de Zaragoza.
Los infanticos hacen funciones auxiliares de monaguillo dentro del templo.
Del mismo modo, son ellos quienes pasan a los bebés en brazos ante el manto de la virgen
y acompañan a los niños a besarlo y a hacerse la tradicional foto.
Los cantos de los infanticos pueden escucharse todas las mañanas a las 9.00h en la misa conventual,
a las 12.00h, y a las 20.00h por la tarde en el canto de la salve y los gozos de la Virgen.
También se les puede oír en cinta grabada a través de los altavoces situados en el exterior del templo
cantando la jaculatoria a la Virgen.
La oración dice así:
Bendita y alabada sea la hora en que María Santísima vino en carne mortal a Zaragoza.
Por siempre sea, por siempre sea bendita y alabada
