Fue nieto del filólogo Benito Coll. Binéfar, Aragón, España.
Realizó sus estudios de piano y composición en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid donde fue alumno de Ataúlfo Argenta y más tarde profesor de armonía. Tras un breve periplo europeo, en 1958 se estableció en Venezuela, donde primeramente fue profesor de armonía en la Escuela de Arte Armando Reverón de Barcelona. Siguiendo los consejos de Mauro Mejíaz, se trasladó posteriormente a Caracas, donde formó parte de un grupo de artistas e intelectuales innovadores y concienciados socialmente, empeñados en incorporar al arte venezolano las corrientes vanguardistas.
Aunque también intervino en algunas producciones como actor, pronto destacó por las bandas sonoras que compuso para distintos montajes teatrales y películas, colaborando con directores como Clemente de la Cerda, Jesús Enrique Guédez, Mauricio Walerstein o Román Chalbaud, máximos exponentes del Nuevo Cine Venezolano.
En su dilatada carrera llegó a componer medio centenar de bandas sonoras, tanto para obras de ficción como documentales, además de otras composiciones destinadas al mundo publicitario y a la televisión. Ocupó cargos directivos en diversas empresas de comunicación y ya en los últimos años de su vida se dedicó a su otra gran pasión, la pintura.