sábado, 26 de marzo de 2016

LORENZO NAVASCUES-EP-1969

Con Rondalla Bretón. Director: P. Santos Cardona.

Lorenzo Navascués, uno de los máximos representantes de la importante escuela de Fuendejalón, falleció 92 años de edad

Navascués, que fue autodidacta ya que no tuvo maestro, comenzó su carrera como jotero
desde muy niño participando en las rondas que se organizaban en su localidad natal
con las que se perseguían a las novias de los quintos. Tras la muerte de su padre durante la guerra civil,
Navascués dejó de cantar hasta que Emilio Alfaro (director de La hoja del lunes) le invitó a su finca de Borja,
a principios de los 40, a una reunión de amigos. Allí le pidieron que cantara y el cantador ya nunca dejaría de hacerlo.

A lo largo de su carrera, el cantador grabó 19 discos, aunque la mayoría de ellos no tenían la duración de un LP.
Gran parte de esta casi veintena de trabajos los grabó a dúo con otro de los máximos representantes de la escuela de Fuendejalón,
Genaro Domínguez. Con ellos, solía ir también Ángel Tolosa El churro (también de la localidad zaragozana),
cuya bodega ha sido testigo de las voces de todos ellos.

En su discografía también aparecen algunas jotas de picadillo con María Pilar del Real.

Entre sus mayores logros, está el primer premio del Certamen Oficial de Jota celebrado
en el Teatro Principal durante las Fiestas del Pilar de 1959.
Un año antes se había ido a vivir a Bilbao donde pronto dio a conocer su voz.
En los años 70, Navascués decidió dejar de salir en grupo para cantar aunque siguió atendiendo
a los diferentes compromisos que le surgían como su participación en festivales o actuando por determinadas invitaciones.

En septiembre del 2009, Fuendejalón (en cuya localidad hay un monumento dedicado a la jota) le brindó un sentido y cálido homenaje a Lorenzo Navascués y al resto de joteros surgidos en la localidad (Genaro Domínguez, Félix Rodriguez, Ángel Tolosa El Churro y Joaquín Rodriguez).

Además de jotero, Lorenzo Navascués también destacó por su faceta de restauración.
Ya en el año 1964, abrió en Calafell (Tarragona) un restaurante al que llamó (no podía ser de otra forma) El cachirulo que,
en horario nocturno, se convertía en testigo mudo de las andanzas joteras de él y de muchos cantadores.